Lee 2 Reyes 7:1–20

Es fácil malinterpretar nuestras circunstancias cuando estamos cegados por el miedo y la desilusión. A veces nuestro pecado oculta lo que el Señor está haciendo en nuestras vidas. Creemos que Él está en contra de nosotros, cuando en realidad, Su fuerte disciplina tiene como objetivo atraernos hacia Él.

El capítulo 6 de 2 Reyes termina con la declaración: “Después de esto los sirios dejaron tranquila la tierra de Israel” (v. 23 NBV). Esto puede parecer una buena noticia, pero los sirios habían dejado de atacar para prepararse para una invasión total. El asedio produciría hambruna y gran sufrimiento. Los ciudadanos desesperados tomaron medidas desesperadas para sobrevivir (6:26–31). El rey malvado de Israel culpó a Eliseo y envió a un hombre para matarlo. Pensó que, ya que Dios había enviado una prueba, no podía confiar en que ese mismo Dios los liberaría. Él rey liberaría a Israel matando al profeta de Dios.

Pero el rey no recordó que el Dios de Israel usó la guerra y el sufrimiento para disciplinar a Su pueblo, demostrar Su gloria y atraer corazones nuevamente a Él. Dios prometió que lo haría cuando hizo el pacto con Israel (Deuteronomio 28:25–53). El sufrimiento no significaba que el Señor estaba en contra de ellos; significaba que necesitaban arrepentirse y esperar en Él, porque el Señor estaba a favor de Israel.

Dios envió un mensaje a través de Eliseo, indicando que el asedio terminaría al día siguiente y que habría comida en abundancia (7:1). El hombre de confianza del rey apenas podía creerlo, pero a la mañana siguiente, un grupo de leprosos entró en el campamento del enemigo y descubrió que lo habían abandonado dejando todo atrás (v. 7). El asedio había terminado. Dios había provisto milagrosamente para Su pueblo (v. 6).

• ¿Estás malinterpretando las circunstancias de tu vida? ¿Has llegado a la conclusión de que el Señor no puede librarte de la prueba que estás sobrellevando? Considera que Él te ha traído esto para llamar tu atención. Su poder no ha disminuido y Él es capaz de liberarte.

Ora con nosotros

Padre, ¡nos maravillamos de Tu milagrosa liberación de Tu pueblo en el pasaje de hoy! ¿Quién es como Tú, Señor? Tú eres nuestra salvación y nuestra esperanza, y Tu misericordia constante es nuestro refugio.

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