Lee 2 Reyes 13:1–24

Si eres padre, comprenderás que es posible disciplinar a los hijos y mostrar misericordia al mismo tiempo. Tal vez los hijos no siempre lo experimenten de esa manera, pero los padres procuran combinar la disciplina y el amor al educarlos. En 2 Reyes 13, vemos el juicio de Dios sobre Su pueblo mezclado con Su misericordia.

El capítulo comienza con el anuncio de un nuevo rey en Israel, Joacaz. Era malvado y adoraba a los becerros de oro que Jeroboán había erigido. Como resultado, Dios usó la guerra para castigar a Israel (v. 3). La opresión fue tan grande que el ejército de Israel se redujo a 50 jinetes, 10 carros y 10,000 soldados de infantería (v. 7). Pero, sorprendentemente, el rey se volvió al Señor y Dios le escuchó y les envió un libertador (vv. 5–6). La Biblia no lo nombra, pero los historiadores creen que este libertador fue el rey asirio Adad-Nirari III, quien invadió Damasco y obligó a los sirios a dejar en paz a Israel. A pesar de esto, el pueblo continuó adorando a los becerros de oro.

Cuando murió Joacaz, su sucesor siguió sus pasos y su reinado también estuvo lleno de guerra. A través del profeta Eliseo, Dios le mostró misericordia al revelar que Él derrotaría a Siria (v. 25). ¿Qué debemos pensar de esta yuxtaposición de misericordia y juicio? La respuesta se encuentra en el compromiso de Dios con las promesas que hizo a los patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob (v. 23). Incluso en medio del juicio, mostró compasión porque hizo un pacto con Su pueblo.

A través de la sangre de Cristo, Dios ha confirmado un nuevo y mejor pacto con nosotros. Si sientes el aguijón de la disciplina de Dios en tu vida, regresa a Él y busca la misericordia. Él te ha hecho promesas y no te dejará.

• ¿Por qué los padres amorosos disciplinan a sus hijos? ¿Por qué Dios disciplina a Sus hijos? ¿Qué más aprendemos sobre la disciplina y la misericordia de Dios en 2 Reyes 13?

Ora con nosotros

Dios, eres fiel a las promesas que le hiciste a Abraham, Isaac y Jacob. Incluso en medio del juicio, muestras compasión y misericordia. ¡Gracias por este maravilloso estímulo en la lectura de hoy! ¡Gracias por un nuevo y mejor pacto con nosotros!

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