• ODIADO SIN MOTIVO
    Oct 2 2024

    ODIADO SIN MOTIVO
    Para algunos es fácil hacer enemigos, ya que algunas personas tienen un temperamento y un carácter para nada agradable. Pero también hay personas que a pesar de tener un carácter tranquilo y amistoso, están rodeados de gente que procura su mal, ya sea por envidia o alguna rivalidad existente entre ellos. Jesucristo fue uno de los hombres que pese a tener un carácter manso y humilde, estaba rodeado por un gran número de personas que procuraban su mal, y no solo lo desearon, sino que actuaron con las perversas intenciones de destruirlo. Para lo cual lo acusaron falsamente de delitos que nunca había cometido, tal como nos da a conocer este salmo mesiánico: “Los que me odian sin motivo suman más que los cabellos de mi cabeza. Muchos enemigos tratan de destruirme con mentiras, me exigen que devuelva lo que no robé.” Salmos 69:4 NTV.
    Aun cuando este salmo se refiere a David, es aplicado a la vida terrenal de Jesucristo, ya que el Señor estaba rodeado de un gran número de personas que trataban de destruirlo injustamente. Cuando el Señor yacía en la cruz del calvario, muchos hombres perversos se movían cual remolino, esperando que dé su último aliento de vida. Mientras esperaban la muerte de Jesucristo, sus enemigos escupían su veneno de odio, amargura y crueldad, sin ni siquiera pensar que ellos eran los que debían estar en esa cruz, pagando por sus delitos y pecados. En Su gloriosa obra de redención, Jesucristo restituyó a Dios por las pérdidas que habían sido causadas por el pecado del hombre, pues por esto, Dios fue privado de su servicio, adoración, obediencia, honra y gloria. El hombre mismo fue privado de vida, paz, gozo y comunión con su Creador. En un sentido muy real Cristo vino a este mundo para restituir lo que no robó. Él fue la verdadera ofrenda por los delitos y pecados de toda la humanidad, una ofrenda que satisfizo la justicia divina de Dios.
    Como nuestra ofrenda por el pecado de la humanidad, el Unigénito Hijo de Dios no sólo pagó lo robado por la transgresión del hombre, sino que añadió más. Porque Dios Padre recibió más gloria a través de la obra consumada de Su amado Hijo en el madero, que si el pecado nunca hubiese entrado a la vida de los hombres. Por medio de nuestro pecado Él perdió a Sus criaturas; pero mediante la gracia Él ganó para sí, hijos. Y nosotros estamos mejor en Cristo de lo que hubiéramos estado en Adán si no hubiera pecado. Gracias a esta entrega total de Jesucristo en la cruz del calvario, todos nosotros que merecíamos el más terrible castigo, fuimos liberados de toda condenación, ahora nuestras culpas fueron borradas definitivamente y podemos acceder al trono de la gracia para morar eternamente junto a nuestro amoroso Padre Celestial.

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  • EL REGALO DE DIOS
    Oct 1 2024

    EL REGALO DE DIOS


    Cuando nos dan la oportunidad de elegir un regalo, siempre tratamos de elegir el mejor y el más caro existente . Hay un regalo que no se compara a ningún obsequio que los hombres nos puedan ofrecer en este mundo. Este regalo es único y maravilloso, y es más importante que todos los existentes. Nuestro amoroso Padre Eterno, en su amor y misericordia, nos dio este maravilloso regalo de la salvación y la vida eterna, gracias al sacrificio de su amado Hijo Cristo Jesús en la cruz del calvario. Este hecho maravilloso, nos da a conocer el apóstol Pablo: “Sin embargo, no hay comparación entre el pecado de Adán y el regalo que Dios nos ha dado. Por culpa de Adán, muchos murieron; pero por medio de Jesucristo Dios nos ha dado un regalo mucho más importante, y para el bien de todos.” Romanos 5:15 NTV.


    Sin este maravilloso regalo de la salvación y la vida eterna, el mundo estaba perdido, ya que está bajo la condenación del pecado introducido por Adán a este mundo. Adán con su desobediencia a Dios, trajo la condenación a toda la humanidad, pero Jesucristo con su sacrificio en el madero, trajo la salvación y la vida eterna a toda la humanidad, y no hay ningún tipo de comparación entre estos dos sucesos. Ya que la acción redentora de Jesucristo pasa por mucho la acción desobediente de Adán. El regalo gratuito de la salvación, es la manifestación maravillosa de la gracia de Dios, y sobreabunda para toda la humanidad pecadora. Este hecho fue posible por la gracia de un hombre, Jesucristo. Fue una sublime gracia por Su parte morir por toda la humanidad pecadora. Por medio de Su muerte sacrificial en el madero, hizo posible la salvación y la vida eterna para toda la humanidad.


    Todos sin excepción nacemos como parte de la familia física de Adán, del linaje que conduce a la condenación eterna, lejos de la presencia de Dios. Todos cosechamos los resultados del pecado de Adán. Heredamos su culpa, una naturaleza pecaminosa que es la tendencia a pecar, la cual da como resultado la ira de Dios sobre el pecador. Sin embargo, por la obra redentora de Jesucristo, podemos cambiar el juicio de Dios por perdón. Podemos cambiar nuestro pecado por la justicia de Jesús. Cristo nos ofrece la oportunidad de nacer en su familia espiritual, del linaje que empieza con perdón y conduce a la vida eterna. Dios nos ofrece gratuitamente el maravilloso regalo de la salvación, si no aceptamos este maravilloso regalo, nos espera la muerte mediante Adán, pero si acudimos a Dios por la fe y aceptamos su regalo, tenemos vida eterna a través de Cristo. De cada uno de nosotros depende qué camino tomar, si seguir bajo la condenación en Adán, o tener la vida eterna en Cristo Jesús.

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  • PALABRAS SIN REFLEXIONAR
    Sep 27 2024

    PALABRAS SIN REFLEXIONAR

    Con frecuencia, los hombres son muy ligeros al hablar, ya que en la mayoría de las ocasiones, no reflexionan en las cosas que dicen, y muchas de las veces, repiten las palabras como los loros. De no reflexionar en lo que dicen, es muy común entre los creyentes, y esto se evidencia cuando participan de las alabanzas en los servicios dominicales o en los servicios especiales, incluso en los conciertos de música cristiana, o simplemente cuando están en sus casas escuchando música de alguno de sus artistas cristianos favoritos. Cuando escuchan la canción, empiezan a repetir las palabras sin reflexionar en lo que están diciendo. Decir algo sin reflexionar, lo hizo un hombre cuando estuvo en la presencia del Señor, tal como nos da a conocer el doctor Lucas en su evangelio: “Mientras iban de camino, un hombre le dijo a Jesús: Señor, deseo seguirte a dondequiera que vayas.” Lucas 9:57. DHH.

    En cierta ocasión, cuando un joven se encontró con Jesucristo, con toda su emoción le dijo que le seguiría a donde quiera que vaya, esto lo hizo sin analizar lo que implicaban sus palabras. Por supuesto, no hay nada más excelente que seguir a Jesucristo, pero antes de hacer ese compromiso, se debe analizar si de veras se lo puede cumplir, ya que seguir a Jesucristo a donde quiera que vaya, implica despojarse completamente de todas las cosas de este mundo y hacer su voluntad en todo momento y todo lugar. Al igual que este joven, muchos creyentes al cantar en las iglesias, repiten las palabras de la canción sin analizar lo que le dicen al Señor, o el compromiso que están haciendo con Él.

    Un hecho evidente de esta forma de proceder, es cuando los creyentes participan del tiempo de alabanza, y repiten las palabras de las canciones mecánicamente sin reflexionar, haciendo que sus alabanzas al Señor sean palabras vanas, ya que no tienen intenciones de que esas palabras pronunciadas al Señor, sean verdaderas en sus vidas. Un ejemplo de esta vana repetición, es la alabanza que se canta en la mayoría de las iglesias cristianas protestantes: “Todo a Cristo yo me rindo, lo que tengo, lo que soy”. Al cantar esta canción, los creyentes actúan como si el compromiso de entrega total al Señor, implicara poco más que asistir a la iglesia cada domingo. No es que no sean sinceros; sino que no se dan cuenta de todo lo que implica rendirse al Señorío de Cristo. Por eso desde ahora en adelante, ya no debemos alabar al Señor por alabar, debemos reflexionar en cada palabra que pronunciamos, para que nuestras alabanzas no sean vanas y vacías. Si hay alguna parte de la alabanza que no estemos aplicando en nuestra vida, abstengamos de repetir esa frase y procuremos lo antes posible que esa frase sea algo real en nuestras vidas.

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  • INVERTIR EL TIEMPO
    Sep 23 2024

    INVERTIR EL TIEMPO
    Si un inversionista tuviera conocimiento de que la propiedad que anhela adquirir, va a devaluarse por completo dentro de un par de años, no la compraría, pues por nada del mundo quisiera perder su dinero. En este caso, el inversionista buscaría en qué más invertir su dinero y tener jugosas ganancias. Cuando se trata de inversiones, siempre buscamos algo que nos genere más recursos económicos o posesiones. Esta manera de pensar también la tenemos cuando invertimos nuestro tiempo, pues generalmente lo invertimos en actividades que nos generen ingresos económicos, y desechamos toda actividad que no nos generen ingresos. Pero si conociéramos nuestro tiempo de vida en este mundo, no invertiríamos nuestro tiempo en generar ingresos económicos, sino en otras actividades que realmente nos apasionen. Los redimidos por la preciosa sangre de Jesucristo, no deben enfrascarse en invertir la mayor parte de su tiempo en generar ingresos, ya que la vida en este mundo es pasajera, y cuando deje de existir, se irá con las manos vacías de este mundo.
    Todos los ingresos que los hombres hayan logrado cosechar en vida, perderán valor cuando regrese el Señor a este mundo, tal como perdía valor las propiedades en el año del jubileo judío. El Señor por medio de su siervo Moisés, ordenó a su pueblo que cada cincuenta años del calendario hebreo celebraran el año de jubileo. En este año, las propiedades se devolvían a sus dueños originales y los esclavos eran puestos en libertad. Esta ordenanza de Dios para su pueblo escogido se encuentra registrada en el libro de Levítico: El año cincuenta lo declararán ustedes año santo: será un año de liberación, y en él anunciarán libertad para todos los habitantes del país. Todo hombre volverá al seno de su familia y a la posesión de sus tierras. Levítico 25:10 DHH.
    Al igual que en el año de jubileo judío, en el regreso de Jesucristo a este mundo, todas las posesiones materiales que posean los hombres, perderán su valor. En ese día, todos los que hayan invertido su tiempo para generar ingresos económicos, se encontrarán con las manos vacías, pero los que hayan invertido su tiempo para servir al Señor con sus dones y talentos, estarán con las manos llenas, ya que sus obras no desaparecerán, sino que permanecerán por siempre. Debemos tener todo esto en cuenta, ya que podemos tener millones en propiedades, inversiones y depósitos bancarios. Pero si el Señor viniera hoy, ya no tendrían ningún valor para nosotros. Cuanto más cerca estamos de Su venida, menos valor real tienen. Esto significa que debemos invertir nuestro tiempo, en realizar las obras que el Señor nos encomendó antes de su partida de este mundo. Mientras haya tiempo, debemos servirle con los dones y talentos que hemos recibido.

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  • ELIMINEMOS LAS VIEJAS PRÁCTICAS
    Sep 18 2024

    ELIMINEMOS LAS VIEJAS PRÁCTICAS
    La furia, la maldad, la calumnia y el lenguaje sucio, son prácticas normales y habituales entre los hombres de esta generación, al igual que en todas las generaciones pasadas. Pero pese a que estas prácticas sean vistas como algo normal en este mundo dominado por la maldad y el pecado, en el reino de los cielos donde gobierna Dios Padre, no tienen cabida, por eso, el apóstol Pablo exhorta a todos los redimidos por la sangre de Jesucristo, a que abandonen definitivamente todas estas prácticas repudiadas por el eterno Creador: “Pero ahora es el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio.” Colosenses 3:8 NTV.
    En la vieja naturaleza, los sentimientos perversos como la furia, la malicia, la calumnia, y las palabras sucias son naturales, por eso son practicadas por casi toda la población humana sin ninguna clase de reserva ni remordimiento. Pero ninguna de estas prácticas, son propias de la nueva naturaleza en Cristo Jesús, por eso, toda persona que acepta a Jesucristo como su Señor y Salvador, debe eliminar definitivamente de su vida todas estas costumbres de su vieja naturaleza sin Cristo. El creyente cuando entregó su vida a Jesucristo, hizo un compromiso de abandonar su vieja naturaleza de pecado y vivir en su nueva naturaleza bajo la dirección del Espíritu Santo. El apóstol Pablo apelaba a este compromiso realizado por los creyentes y los insta a permanecer fieles a su confesión de fe en Jesucristo.
    Las palabras del apóstol Pablo, en primera instancia fueron para los creyentes de la iglesia en Colosa, pero también son aplicables para los creyentes de todas las iglesias del mundo, ya que toda persona que aceptó a Jesucristo en su corazón, hizo un compromiso con el Señor, por eso todo creyente sin excepción, tiene que abandonar los sentimientos maliciosos de su vieja naturaleza, y reemplazarlos con los sentimientos de su nueva naturaleza. El amor, la bondad, el respeto, la generosidad y todos los sentimientos similares a estos, deben primar en el corazón de los redimidos por la preciosa sangre de Jesucristo, tal como primó en el corazón del Unigénito Hijo de Dios.
    Pese a nuestra conversión a Jesucristo, los malos deseos todavía siguen estando presentes en nuestro interior, pero no debemos dejar que se manifiesten. Pero si en algún momento llegaran a manifestarse, en ese momento debemos pedir ayuda al Espíritu Santo, para que nos de la fortaleza necesaria para sepultar definitivamente estos sentimientos en lo más profundo de nuestro ser, o nos ayude a eliminarlos definitivamente de nuestras vidas. Somos nuevas criaturas gracias al sacrificio de Jesucristo en el madero, por eso, debemos vivir bajo nuestra nueva naturaleza libre de toda malicia y pecado.

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  • MANTENGÁMONOS FIRMES
    Sep 13 2024

    MANTENGÁMONOS FIRMES
    Existe un peligro constante para los siervos de Dios, este peligro es: desviarse de la sana doctrina enseñada por Jesucristo, la cual fue difundida más tarde por sus discípulos a toda la humanidad. Este peligro está al acecho, ya que el maligno difunde pensamientos heréticos en la mente de los siervos de Dios, y así se desvían de la sana doctrina y enseñan doctrinas de acuerdo a los deseos perversos albergados en sus corazones. El peligro para los siervos de Dios, no solo son las enseñanzas heréticas del evangelio, sino también el estilo de vida que llevan, ya que si sus enseñanzas están sujetas a las enseñanzas de Cristo, pero su testimonio de vida no está de acuerdo a estas enseñanzas, afectarán su credibilidad delante de los hermanos de la fe y de los inconversos. Por tal razón deben tener mucho cuidado de cómo viven y lo que enseñan. Esta advertencia le dio el apostol Pablo a su joven pupilo Timoteo, esta misma advertencia nos hace el apóstol a nosotros que servimos a Dios en nuestras congregaciones: “Ten mucho cuidado de cómo vives y de lo que enseñas. Mantente firme en lo que es correcto por el bien de tu propia salvación y la de quienes te oyen.” 1 Timoteo 4:16 NTV.
    Las palabras del apóstol Pablo a su joven aprendiz Timoteo, tienen una gran relevancia para todos los siervos de Dios, ya que en la actualidad, los maestros de la Biblia corren el mismo peligro de desviarse de la sana doctrina, y enseñar doctrinas de hombres a toda una congregación, llevándola consigo de esta manera a la condenación eterna. Una enseñanza herética de la Sagradas Escrituras, no solo afecta al que enseña, sino también a todos los que escuchan estas palabras, ya que pondrán en práctica lo aprendido y las trasmitirán a otros, llevándolos consigo a la condenación. Por eso todo maestro de la Palabra, debe estudiar minuciosamente la Biblia para no caer en estos errores doctrinales. Además, debe estar atento por si algún maestro de su congregación está enseñando herejías.
    No solo las enseñanzas heréticas de las Sagradas Escrituras ponen en peligro la salvación de los maestros o líderes de una congregación, sino también su testimonio de vida. Pues de nada vale que se enseñe una sana doctrina a la congregación, si lleva un estilo de vida contraria a la voluntad de Dios. El testimonio de vida es importante, pues muchas personas inmaduras en la fe al igual que los inconversos, están observando cómo se comportan los hijos de Dios. Unos para seguir su ejemplo y otros para criticarlos. El testimonio del creyente puede llevar a las personas a los pies de Cristo, o alejarlos definitivamente. Por eso los líderes de la iglesia, al igual que todos los que han alcanzado la redención por la sangre de Jesucristo, deben llevar un adecuado testimonio delante de los hombres.

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  • CRISTO ES LO ÚNICO QUE IMPORTA
    Sep 10 2024

    CRISTO ES LO ÚNICO QUE IMPORTA
    Por tratar de ser respetados o admirados por los que les rodean, muchas personas aparentan lo que en realidad no son. Algunos se visten con vestimenta o trajes costosos, para aparentar ser de la clase social alta. Otros se cambian de apellido para hacer creer que son descendientes directos de los monarcas o de algún miembro de la realeza. Otros adoptan una nacionalidad diferente a la de su natalidad pues piensan que su nacionalidad no es para nada atrayente. Y así, podemos enumerar muchas otras maneras como las personas quieren pertenecer a un grupo selecto y ser respetados y admirados. Esto de pertenecer a un grupo selecto, también se da en el círculo cristiano. Ya que en este círculo alguien que pertenezca a una denominación protestante con un gran número de miembros, es admirado y respetado. Pero para nuestro amoroso Padre Celestial, nada de eso importa, ya que delante de Él, todos los que han aceptado el sacrificio de su amado Hijo son iguales, sin importar a qué nacionalidad, clase social o denominación protestante pertenezcan. Esto nos da a conocer el apóstol Pablo: “En esta vida nueva, no importa si uno es judío o gentil, si está o no circuncidado, si es inculto, incivilizado, esclavo o libre. Cristo es lo único que importa, y él vive en todos nosotros.” Colosenses 3:11 NTV.
    En este mundo gobernado por la maldad y el pecado, hay distinciones entre nacionalidades, clases sociales, grupos étnicos, esclavos, libres, denominaciones protestantes, pero en la nueva creación de nuestro amoroso Padre Eterno, ya no hay ninguna clase de distinciones entre las personas que han entregado sus vidas a Cristo. Para Dios Padre, las diferencias de nacionalidad, religión, cultura y nivel social no son las cosas que cuentan. Por lo que toca a la posición delante de Dios, todos los creyentes estamos a un mismo nivel, y en la comunión con otros creyentes deberíamos adoptar esta misma actitud. Esto no significa que no haya diferencias en la iglesia. Algunos tienen el don de evangelista, algunos de pastor y algunos de maestro. Algunos hombres son ancianos en la iglesia, algunos son diáconos.
    Tenemos diferencia entre los cargos que ocupamos dentro de nuestras congregaciones, pero no de importancia o relevancia sobre otros cargos. Para Dios toda la labor que realicemos tiene la misma importancia. De la misma manera a qué nacionalidad pertenezcamos, tengamos o no recursos económicos, pertenezcamos a una u otra denominación protestante no importa, todos somos iguales gracias a que hemos entregado nuestras vidas a Cristo. Para nuestro amoroso Padre eterno, es su amado Hijo quien realmente cuenta, y esto también debería ser para todos nosotros. Cristo debe ser nuestro todo, y en todo. Él debe ser el centro y la circunferencia de nuestra vida.

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  • ¿QUIÉN CONTROLA NUESTRA VIDA?
    Sep 6 2024

    ¿QUIÉN CONTROLA NUESTRA VIDA?
    Al momento de entregar nuestras vidas a Cristo, no nos separamos definitivamente de nuestra vieja naturaleza de pecado. Esta vieja naturaleza permanece moribunda en lo más profundo de nuestro ser, esperando manifestarse en la mínima oportunidad que le demos. Cuando entregamos nuestra vida a Cristo, somos revestidos de la nueva naturaleza la cual es controlada por el Espíritu Santo. En el interior del creyente, estas dos naturalezas conviven, y se manifiestan independientemente la una de la otra. Esta manifestación por lo general se reflejará en el comportamiento del creyente, tal como nos da a conocer el apóstol Pablo: “Los que están dominados por la naturaleza pecaminosa piensan en cosas pecaminosas, pero los que son controlados por el Espíritu Santo piensan en las cosas que agradan al Espíritu. Por lo tanto, permitir que la naturaleza pecaminosa les controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu les controle la mente lleva a la vida y a la paz.” Romanos 8:5-6 NTV.
    La vida de las personas inconversas generalmente está dominada por la naturaleza humana pecadora, cuyo centro es el yo, cuya única ley es el propio deseo, que se apodera de lo que quiere en cuanto puede. Esta naturaleza principalmente está controlada por las pasiones, por la lujuria, por el orgullo o por la ambición. La vida dominada por los deseos y las actividades de la naturaleza humana pecadora se dirige a la muerte. En el sentido más literal, no tiene futuro, porque se va alejando más y más de Dios. El permitir que las cosas del mundo dominen totalmente la vida conduce a la extinción, es un suicidio espiritual. Al vivir así uno se incapacita cada vez más para estar en la presencia de Dios. Se vuelve resentido contra la ley y el control de Dios. No piensa en Dios como su amigo, sino como su enemigo.
    La vida del creyente debe estar dominada por su nueva naturaleza en Cristo, la cual está controlada por el Espíritu Santo. Bajo el control del Espíritu Santo, los creyentes piensan en las cosas de Dios y cómo agradarle con su vida. El creyente tiene espacios diarios de comunión con su Creador por medio de la oración y el estudio de Su Palabra. Al llevar este estilo de vida, se va acercando día a día al cielo aun cuando sigue en la tierra. Es una vida que es una marcha tan regular hacia Dios que la transición final de la muerte no es más que un paso más en el camino. La persona controlada por el Espíritu y unida a Cristo va de camino a la vida eterna en la presencia de Dios Padre; la muerte no es más que un interludio inevitable que hay que pasar en el camino. Pese a nuestra conversión a Cristo, tenemos estas dos posibilidades de vida, si bien controlada por el Espíritu Santo, o controlada por nuestras pasiones carnales. Este control será evidente en nuestro comportamiento delante de los hombres.

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