Partiendo del reconocimiento de lo que somos realmente, profundizamos en cómo nos alejamos del origen, para convertirnos en seres contraídos, sufrientes, viviendo en una espera inalcanzable de algo que va a llegar, que me va a solucionar todos mis problemas, que me va a colmar de dicha, objetivo al cual, en general, nunca llegamos.

El cuerpo que conocemos y con el cual nos identificamos es en general un cuerpo tenso, apretado, limitado. Este cuerpo nos permite movemos en este mundo de formas, donde vivimos en general bastante contraídos por el miedo. Pero este cuerpo también tiene una capacidad maravillosa de devolvernos a nuestro origen, al Ser. Al entrar en las capas profundas de sensibilidad, nuestro cuerpo se ablanda, se aliviana, se hace transparente, uniéndose armoniosamente a la totalidad.

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En este tercer episodio profundizamos en la Escucha como un recurso que nos lleva al silencio de la mente, instalándonos orgánicamente en la presencia.

Nuestro planteamiento base, es que el estado meditativo es nuestra esencia. Por razones que se refieren básicamente al miedo, desarrollamos un sistema defensivo muy eficiente que nos insensibiliza frente a esas amenazas. Esta coraza protectora es la que nos ha alejado de lo que verdaderamente somos. El contacto profundo con nuestro cuerpo es una vía para reconectar con nuestra esencia original.

En este primer capítulo, narramos los hechos que fueron apareciendo en un largo camino de búsqueda y que permitieron finalmente llegar a esta «Meditación de la Escucha». Hablaremos de diferentes maestros como Jean Klein, Eric Baret, entre otros.