En este episodio nos tiramos una buena de carcajadas recordando esos tiempos en los que tener un CD o DVD en mano era lo más cool del universo. Entre chascarrillos sobre esos folders de CDs pirateados y los que realmente te hacían sentir orgulloso de comprarlos, la charla se fue virando en medio de anécdotas de películas y actores, desde los clásicos de Blink-182 y Christina Aguilera hasta las vueltas de tomarse en serio (o no tanto) a Tom Cruise, Brad Pitt y compañía.

Me zambullo en el placer de tener tus películas y música en físico, y te pregunto: ¿no hay algo que el streaming no pueda replicar? Hablamos de cómo un DVD o un CD en mano te conecta a esos momentos únicos, desde armar tu media center old school hasta revivir la emoción de armar tu colección de Panini y libros (sí, yo empecé a leer a los 33, ¡felicidades a mí!). Además, me adentro en ese rollo de compartir hobbies con los tuyos, especialmente esos momentos intensos y tiernos con tu hijo en el estadio o en la cocina, donde lo digital se queda corto y lo tangible tiene su magia.

Te cuento cómo viví uno de los estadios más arrechos de San Francisco, donde pagar 9 dólares por entrada resultó ser un regalo de emociones. Entre remembranzas de los viejos días de Willie Mays y Barry Bonds, y cómo los Giants se reinventan, me tiro unas anécdotas de esos momentos únicos: desde ver a los niños correr las bases (sí, ¡una locura!) hasta el ritual de la carterita para evadir precios abusivos en alcohol. Todo con el toque irreverente y picante que nos encanta, mezclando deporte, anécdotas y el placer de un buen whisky acompañado de kayaks y risas.

En este episodio nos tiramos unas buenas risas hablando de esos dilemas de la vida: ¿comer o dormir? Entre anécdotas de acidez, rutinas de papá y antojitos imposibles, confesamos lo difícil que es mantenerse en forma mientras te peleas con los vicios y la vejez. Hablamos de Tums, de postres que te dan un orgasmo bucal y de cómo la vida de chef (o casi) te enseña a valorar cada momento, incluso cuando ya no se puede trasnochar como antes.

Me puse a devorar historias de mezcal con gusanito y esos antojitos que te hacen pecar sin culpa. Entre risas y comentarios muy picantes, reviví la época de los Reese’s Cups, el placer de congelar chocolate y la odisea de comprar en el súper cuando hasta el Kit Kat se vuelve un lujo. También charlé sobre cómo en España se derrite o enfría el chocolate para sobrevivir al verano y los precios de tacos que te hacen replantear la vida. ¡Un subidón de humor, anécdotas y un toque irreverente para darle sabor a la rutina!

Los perritos calientes se vuelven estrellas en la noche. Entre historias de esos perritos venezolanos de Madrid, anécdotas de Checkers y la odisea de no poder comer carne después de cierto horario (porque, obvio, el estómago ya no aguanta), me río de mis propias miserias de adulto. Además, comparto mis nuevos rituales de cuidado personal, desde ponerme cremita en la cara hasta adaptarme a mi man cave, sin olvidar el placer de ver un buen partido sin interrupciones… o al menos casi. Y sí, ya se nota que apuntamos a una audiencia que sabe lo que es vivir entre cougars. ¡La vida sigue y se disfruta, aunque ya no estemos en el prime!

Bienvenidos al Postcat de Kiko, el show revolucionario que está sonando en todas las plataformas, desde las legales hasta ese rincón gris que nadie sabe cómo clasificar. En este episodio hablamos de todo: desde los comentarios de los fans que nos avalan hasta el triste destino de la calvicie (sí, esos “cabeza huevo” que se justifican con testosterona de más). Hablamos de la famosa “Agua Brava” de los sugar daddies que te da ese aroma a hombre mayor con flow.

Hablamos del mítico Tío Martínez, ese viernes de quincena en que esperas la bolsa de Periflower de Don Jairo, mientras no olvidamos los buenos recuerdos de Pirate Bay (descansa en paz, pana). Luego nos lanzamos a hablar de una hazaña espacial: dos astronautas que, tras una misión de ocho días, llevan nueve meses en la Estación Espacial, ¡como salida de una película de Netflix a lo Armageddon! Y para rematar, discutimos cómo algunos reggaetoneros se transforman en cristianos, cambiando de rumbo y de estilo, y todo mientras reflexionamos sobre lo que nos queda cuando el tiempo pasa y la vida nos empuja a evolucionar.

¡Qué dicen los panas! Bienvenidos al POSCAT de Kiko, el podcast revolucionario que retumba en Latinoamérica y hasta en Siberia, Asia y África. En este episodio se viene la buena mezcla: hablamos de la cruda crisis y de cómo la vida se pone jodida.. Entre chascarrillos y sarcasmo, nos lanzamos a debatir sobre el ska y el reggae, y recordamos a esos compas hippies que te enseñan a amar a la Pachamama –incluido el inolvidable perro flauta que nunca se baña. También le dimos vueltas al ritual del tinte de barba, porque nadie quiere parecer Benjamin Button, y contamos cómo seguimos dándole flow al podcast desde nuestro humilde garaje, a pesar de todo.

Les cuento todo sobre el caos detrás del micrófono: desde ese setup que parece sacado del closet de Harry Potter hasta las broncas técnicas que nos hacen reír a carcajadas. Hablamos de cómo la gente nos conoce más allá de los premios y restaurantes Michelin del Chef Maurice, y de cómo nuestra comunidad se arma en cada episodio. Además, tiramos algunos chistes sobre la vida, los trenes, los vuelos y hasta los negocios multiniveles que prometen cambiarlo todo. ¡Un episodio lleno de anécdotas, confesiones y un toque de irreverencia que te va a encantar!

Les cuento mi plan para un fin de semana diferente: en Zaragoza, lo máximo fue ir a un McDonald's a tomarse una cerveza mientras esperaba el tren. Entre escalas en vuelos que te hacen recorrer ciudades y te regalan tours de aeropuerto (imagina aprovechar ese tiempo para un injerto de pelo exprés), se viene la charla sobre pasajes que te hacen replantear todo, desde Japón hasta destinos nórdicos. También nos echamos unas buenas risas hablando de lo que significa ser calvo o peludo, y de cómo unas buenas nalgas pueden marcar la diferencia. Un episodio lleno de ideas locas, anécdotas de viajes y reflexiones para los que buscan un escape entre risas y aventuras.

En este episodio me meto de lleno en la odisea de viajar. Te cuento cómo fue ese crucero de 12 días donde solo iban los jubilados más refinados (y hasta presos políticos se relajaban escuchándonos), mis peripecias en Barcelona (que, sinceramente, no me cautivó nada) y mis aventuras en tren y avión. Hablo sobre esos tipos que en el avión se quitan los zapatos y medias y nos regalan un festival de pies (con toque de hongo, por si fuera poco).

Me desahogo sobre esas broncas que te encuentras al viajar. ¿Quién no ha sufrido al lado del pana Kesh, que saca un tupper de curry de hace tres días y te inunda el avión con un olor que ni en la cocina de un restaurante hindú? Entre chascarrillos, sarcasmo y un toque picante, hablo de cómo unos olores imposibles y la actitud de montar campamento en pleno vuelo pueden arruinar la experiencia. ¡Porque, vamos, a 50,000 pies de altura uno no espera un festival de olores ni un micro-campamento personal!

Hablamos de criminales novatos con pasaportes falsos, de cómo unos maletines de oficina se transforman en bodegas de “papeles” y de esos desastres al aterrizar donde parece que el avión se va a caer. Un episodio picante, irreverente y con anécdotas que te harán reír y pensar: ¡viajar es un caos cultural lleno de sorpresas!

En este episodio Chef Maurice nos cuenta la odisea de un acuario repleto de niños hiperactivos, baños convertidos en zona de espectáculo y mantarrayas que terminan siendo más tímidas que nosotros en un domingo feriado. Rememoramos historias extremas: desde el clásico “Bear Grylls me dijo que orine sobre una medusa” hasta el épico video del Venezolano que casi es tragado y luego escupido por una ballena en pleno viaje en kayak en Chile. Una aventura de papá e hijo que, aunque caótica, nos recuerda que lo extremo en familia siempre es una mezcla de humor picante y momentos inolvidables.

Hablamos de cómo conectar con tus hijos sin caer en el típico cliché y de lo lindo que es descubrir hobbies cool para compartir. De cómo una buena pintura en la barba es casi como cortarte el pelo, pero con el bonus de sentirte actualizado en tu crisis capilar. Discutimos si vale la pena seguir con tintes, cuándo es mejor raparse y hasta llegar a planear un viaje a Turquia para esos implantes. Al final, lo único seguro es que el reloj tiquea y, si no cuidas tu look, terminas siendo el “helipuerto” de la cuadra.

En este episodio nos lanzamos a debatir si el alma se mira en los ojos o se siente en el culo (spoiler: el culo se roba el show). También se dio el saqueo con anécdotas de gorras de los Marlins, el rollo del disco “Retro Nostálgica” que suena fresquito y la experiencia de mezclar whisky con música lo-fi japonesa para transformar un camino a casa en puro ritual de relax.

Nos lanzamos a destripar lo raro y divertido de las relaciones interculturales. Hablamos de cómo mezclar costumbres puede ser un caos delicioso: más fácil casarse con quien te entiende de raíz, o aventurarse a unir mundos totalmente distintos. Entre risas y un toque picante, hasta soñamos con montar nuestro propio país –al puro estilo Molossia– y crear un culto donde tú pones las reglas. Un desmadre cultural que te hará reír (y reflexionar) sobre lo diverso y absurdo que es el amor y la vida.

Lo absurdo y picante de ser latino: entre chismes sobre el orgullo de dónde venimos (sí, ese orgullo que se esfuma si no somos colombianos o si no gana Karol G), y la cruda realidad de que el latino no se apoya incondicionalmente, me puse a soltar verdades. Entre debates sobre si un buen whisky o unas líneas del periflower marcan la diferencia, y anécdotas de chavistas que la cagaron (¡y vaya que se nota en las reuniones familiares!), además de un flash nostálgico sobre la revolución tecnológica desde los CDs enciclopédicos hasta los TikToks de los chamos, se armó un desmadre cultural de risas, verdades y puro sabor latino.

En este episodio del podcast, arrancamos a full con historias de vuelos de terror y anécdotas de la cocina que te dejarán diciendo “¡la vaina está dura!”. Hablamos de esos pequeños objetos que tienen un valor sentimental (sí, hasta tus cuchillos pueden tener amor) y cómo cada cosa, desde un buen colchón hasta esos libros que te hacen sentir vivo, cuentan en esta loca vida. Además, le tiramos caña al tema de la tecnología: microchips, competencia global y cómo el mundo digital y la censura están cambiando el juego.

Nos lanzamos a la gozadera con historias de la cocina que te hacen reír mientras hablamos de esos accidentes ridículos, como cuando se te quema el pollo porque se evaporó el agua. Entre anécdotas del restaurante y comentarios sobre la vida en California, debatimos cómo la tecnología, los microchips y hasta los fuegos en Los Ángeles se mezclan con las penas y placeres de la vida.

Entre preguntas inoportunas de clientes curiosos y esos momentos en que el chef solo quiere concentrarse en hacer magia con los sabores, reflexionamos sobre la presión de ser observado y la importancia de mantener la calidad a pesar de todo el caos. Con nuestro toque sarcástico y picante, recordamos que en el restaurante, como en la vida, hay que tener pasión y sentido del humor para sobrellevar cada día, ¡aunque te hagan sentir como si fueras un animal de zoológico!