Charles Haddon Spurgeon

By: Analía Marín
  • Summary

  • Charles Haddon Spurgeon fue un destacado predicador baptista del siglo XIX, nacido en 1834 en Essex, Inglaterra. A una temprana edad, demostró habilidades notables en la predicación y la oratoria.
    A los dieciséis años, comenzó a predicar regularmente en varias iglesias, y a los veintidós, se convirtió en el pastor de la Metropolitan Tabernacle en Londres, donde su ministerio floreció.

    Spurgeon fue prolífico en la escritura, con numerosos sermones y libros publicados, y su influencia se extendió a través de sus escritos y su liderazgo en el movimiento baptista. Su legado perdura como uno de los predicadores más influyentes en la historia del cristianismo.

    Encuentra aqui algunas lecturas y sermones.
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Episodes
  • Lecturas Matutinas 23 de noviembre "El discípulo no tiene que ser más que su Maestro"
    Nov 23 2024
    El discípulo no tiene que ser más que su Maestro
    Comunión con Él (1 Juan 1:6)

    Cuando por la fe fuimos incorporados a Cristo pasamos a tener una comunión tan íntima con Él que llegamos a ser uno. Sus intereses y los nuestros se hicieron mutuos e idénticos. Nosotros tenemos comunión con Cristo en su amor. Lo que Él ama, lo amamos nosotros. Él ama a los santos; nosotros también. Él ama a los pecadores; nosotros igual. Él ama a la pobre especie humana, que está pereciendo, y desea ver los desiertos de la tierra transformados en jardín del Señor; y así lo deseamos nosotros. Nosotros tenemos comunión con Él en sus deseos. Él desea la gloria de Dios; y nosotros trabajamos para lo mismo. Él desea que los santos estén donde Él está; y nosotros deseamos estar con Él. Él desea derrotar al pecado; y nosotros luchamos bajo su bandera. Él desea que el nombre de su Padre sea amado y adorado por todas sus criaturas; y nosotros oramos a diario: «Venga tu reino, Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». Nosotros tenemos comunión con Cristo en sus sufrimientos. No somos clavados en la cruz ni morimos de muerte cruel, pero si Él es vituperado, lo somos igualmente nosotros. Nos es muy agradable ser afrentados por su causa, ser despreciados por seguir al Maestro y tener el mundo en contra de nosotros. El discípulo no tiene que ser más que su Maestro. Dentro de nuestra capacidad también tenemos comunión con Él en sus labores, ministrando a los hombres con la palabra de verdad y con las obras de amor. Nuestra comida y bebida, como fue la de Él, es hacer la voluntad del que nos envió y acabar su obra.
    También tenemos comunión con Cristo en sus goces. Somos felices en su felicidad y nos gozamos
    en su exaltación. Creyente, ¿has proba-do alguna vez aquel gozo? No hay en la tierra placer más
    puro y conmovedor que tener en nosotros el gozo de Cristo, para que nuestro gozo sea cumplido.
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  • Lecturas Matutinas 22 de noviembre "Respondió por todas sus ovejas"
    Nov 23 2024
    Respondió por todas sus ovejas
    Israel sirvió para adquirir mujer, y por adquirir mujer fue pastor (Oseas 12:12)

    Jacob describe así sus fatigas mientras alterca con Labán: «Estos veinte años he estado contigo.
    Nunca te traje lo arrebatado por las fieras; yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, de mi mano lo requería. De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño se huía de mis ojos». La vida terrenal del Salvador fue mucho más fatigosa que la de Jacob. Él guardó todas sus ovejas hasta dar este último informe: «De las que me diste, no perdí ninguna». Su cabello fue mojado con rocío y sus guedejas con las gotas de la noche. El sueño huyó de sus ojos pues toda la noche estuvo en oración, luchando en favor de su pueblo. Una noche rogó por Pedro; luego intercedió por otro. Ningún pastor podría jamás proferir, por la dureza de su trabajo, lamentos semejantes a los que hubiera podido proferir Jesucristo por la dureza de los que Él realizó para conseguir a su esposa. «Las frías montañas y el aire de medianoche fueron testigos del fervor de su oración. El desierto conoció sus tentaciones, sus conflictos y también su victoria.» Labán exigió a Jacob todas las ovejas. Es agradable detenernos a considerar el paralelo espiritual de este hecho. Si las ovejas eran arrebatadas por las fieras, Jacob tenía que pagarlas. Si alguna de ellas moría, él tenía que responder por ella, pues era fiador de todas. ¿No fueron los trabajos de Jesucristo por su Iglesia, los trabajos de uno que estaba bajo las obligaciones de fiador, y que, por lo tanto, tenía que llevar salvos a todos los creyentes a las manos de aquel que se las confió a su custodia? Mira al fatigado Jacob y ve en él una representación de aquel de quien leemos esto: «Él, como pastor, apacentará su rebaño».
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  • Lecturas Matutinas 21 de noviembre "Nada intentemos sin la mediación del Espíritu"
    Nov 23 2024
    Nada intentemos sin la mediación del Espíritu
    “No contristéis al Espíritu Santo”. Efesios 4:30.

    TODO lo que el creyente tiene debe venir de Cristo, pero viene únicamente por el canal del Espíritu
    de toda gracia. Además, así como todas las bendiciones vienen a ti por medio del Espíritu Santo, así también los pensamientos santos, el culto fervoroso y los actos de bondad no pueden salir de ti, sin la obra santificadora del mismo Espíritu. Aun la buena simiente (si fuese sembrada en ti) no
    germinaría si el Espíritu no obrara en ti “así el querer como el hacer por su buena voluntad”.
    ¿Deseas hablar por Jesús? ¿Cómo lo podrás hacer si el Espíritu Santo no toca tu lengua? ¿Quieres orar? ¡Qué pesada resulta esta obra si el Espíritu no intercede por ti! ¿Deseas vencer el pecado? ¿Quieres ser santo? ¿Quieres imitar a tu Maestro? ¿Deseas ascender a las más encumbradas alturas de la espiritualidad? ¿Anhelas ser como los ángeles de Dios: lleno de celo y ardor por la causa del Maestro? Sin el Espíritu no puedes hacer ninguna de esas cosas. “Sin mí, nada podéis hacer”. ¡Oh, pámpano de la vid, tú no puedes llevar fruto sin la savia! ¡Oh, hijo de Dios, aparte de la vida que Dios te da por medio de su Espíritu, tú no tienes vida en ti mismo! No lo contristes, pues, ni provoques su ira con tus pecados. No lo apaguemos en ninguna de las delicadísimas operaciones que lleva a cabo en nuestras almas; cumplamos cada una de sus sugestiones y estemos listos para obedecer todos sus impulsos. Si el Espíritu es en realidad tan poderoso, no intentemos nada sin él. No empecemos ningún proyecto, ni prosigamos ninguna empresa, ni cerremos ningún trato sin implorar su bendición. Convenzámonos de que sin él somos enteramente débiles, y dependamossólo de él, haciendo nuestra esta oración: “Abre tú mi corazón y todo mi ser para que puedas entrar, y susténtame con tu libre Espíritu cuando yo lo haya recibido en mi corazón”.
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