Muchos llegan a decir que las enseñanzas de Buda, Mahoma o Confucio son, en esencia, iguales a las de Jesús.

Sin embargo, cuando analizas realmente las enseñanzas de los tres primeros personajes, aún sabiendo que los textos respectivos fueron escritos siglos después de la muerte de los mismos, es notable la falsedad de dicha premisa. Son diferentes, no solo en esencia sino en sus implicaciones prácticas también.

Por otro lado, los evangelios canónicos del Nuevo Testamento en la Biblia no tuvieron gran diferencia de tiempo entre el momento de ser escritos y los hechos que relatan. Al estudiar las enseñanzas de Cristo Jesús en dichos textos, podemos notar claramente la diferencia con cualquier otra filosofía o ideología y la exclusividad que denotan sus premisas.

Todas las comunidades donde el evangelio de Jesucristo ha sido predicado, honrándolo en palabra y hecho, han tenido grandiosos cambios sociales, académicos, políticos, económicos y morales.

Claro que la belleza de sus enseñanzas es relevante gracias a los hechos en la vida de Cristo Jesús. Todo lo profetizado, vivido y disfrutado alrededor del nacimiento, vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesucristo lo hace único.

La Singularidad de Cristo Jesús es lo importante, es lo que hace que predicar, amar, perdonar, cambiar y creer en ÉL, como dicen las Escrituras, tenga sentido y sea lo más maravilloso de la vida.

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Exploraremos en detalle las facetas de la vida de Lidia.

Ciertamente en el texto bíblico encontramos muchos personajes de los que podemos aprender valiosas lecciones prácticas para la vida. En el caso de Lidia, la diligencia y equilibrio de su cotidianidad nos permite notar grades rasgos que podamos tomar para aplicar en nuestra relación con Dios, la familia y la sociedad.

Lidia, una mujer diligente en la administración de sus negocios, muy trabajadora y esforzada, devota en su fe, que buscaba la verdad, quien sabía equilibrar su vida para no descuidar a su familia, y que al conocer la verdad en Cristo Jesús se convirtió en una ferviente y apasionada seguidora del Señor

En los cortos pasajes que nos cuentan sobre Lidia podemos notar como su vida llego a ser de felicidad plena, no por descansar en lo que tenía o lo que había alcanzado, sino por reconocer el deleite de tener una vida equilibrada al obedecer la voluntad de su Señor, al estar dispuesta a servirle a Dios y las personas con sus recursos, sin descuidar su sustento y su familia.

Tenemos mucho que aprender de Lidia.

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¿Alguna vez te has preguntado cuál es el plan de Dios para tu vida? ¿Quisieras que Dios te hable?

Pues, adicional a las disciplinas (buenas costumbres) cristianas como son la oración, el ayuno, el congregarse en una iglesia local y demás; existe una en particular que determina en gran manera el crecimiento de tu relación personal con Dios, al punto de ayudar a que tu corazón se vaya alienando al de nuestro Señor.

Estoy hablando de EL DEVOCIONAL, y en este episodio exploraremos cinco características que deben reflejarse en este tiempo personal del devocional y tres elementos que deben siempre estar presente en el mismo, para que puedas aprovecharlo y disfrutarlo al máximo.

Acompáñame mientras exploramos estos elementos.

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