Fernando Pessoa Lisboa, Portugal, 13 de junio de 1888/1935.
Para mí, hablar de Pessoa es hablar de la vida misma, es hablar de mis raíces, de la soledad, de la saudade que nos caracteriza a todos los que nacimos en la tierra del fado y la melancolía, y es como no, hablar indiscutiblemente, de mi escritor y poeta favorito de todos los tiempos.
Durante su vida, escribió una vasta y fascinante obra que abarca más de 30 libros, aunque gran parte de su legado literario se descubrió después de su muerte.
Pessoa vivió en soledad, creando un universo literario único y complejo, poblado por heterónimos, personajes ficticios que le permitieron explorar distintas facetas de su ser. Estos heterónimos, como Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos, no eran solo seudónimos, sino identidades completas con biografías, estilos y voces propias. A través de ellos, Pessoa reflexionó sobre la existencia, el tiempo, la soledad y la identidad, temas que le obsesionaron y le persiguieron en sus obras a lo largo de toda su vida.
Su estilo, que combinaba el simbolismo con una profunda introspección filosófica, lo convirtió en una de las figuras más enigmáticas y queridas de la literatura portuguesa. Aunque no fue plenamente reconocido en su tiempo, hoy es celebrado como uno de los más grandes poetas del siglo XX.
Su obra, cargada de melancolía y sabiduría, sigue conmoviendo a lectores de todo el mundo, quienes encuentran en sus palabras un refugio para el alma.
Fernando Pessoa, a quien la melancolía y su exquisita sensibilidad le daba y le quitaba la vida a partes iguales escribió aquello de que “la literatura, como toda forma de arte, es la confesión de que la vida no basta".
Pessoa nos dejó un legado imborrable, recordándonos la riqueza y la complejidad de la condición humana.