• ¡Qué solos se quedan los muertos!

  • Oct 7 2024
  • Length: 17 mins
  • Podcast

¡Qué solos se quedan los muertos!

  • Summary

  • Cerraron sus ojos
    que aún tenía abiertos,
    taparon su cara
    con un blanco lienzo,
    y unos sollozando,
    otros en silencio,
    de la triste alcoba
    todos se salieron.
    La luz que en un vaso
    ardía en el suelo,
    al muro arrojaba
    la sombra del lecho;
    y entre aquella sombra
    veíase a intérvalos
    dibujarse rígida
    la forma del cuerpo.
    Despertaba el día,
    y, a su albor primero,
    con sus mil ruidos
    despertaba el pueblo.
    Ante aquel contraste
    de vida y misterio,
    de luz y tinieblas,
    yo pensé un momento:
    ¡Dios mío, qué solos
    se quedan los muertos!
    *
    De la casa, en hombros,
    lleváronla al templo
    y en una capilla
    dejaron el féretro.
    Allí rodearon
    sus pálidos restos
    de amarillas velas
    y de paños negros.
    Al dar de las Ánimas
    el toque postrero,
    acabó una vieja
    sus últimos rezos,
    cruzó la ancha nave,
    las puertas gimieron,
    y el santo recinto
    quedóse desierto.
    De un reloj se oía
    compasado el péndulo,
    y de algunos cirios
    el chisporroteo.
    Tan medroso y triste,
    tan oscuro y yerto
    todo se encontraba
    que pensé un momento:
    ¡Dios mío, qué solos
    se quedan los muertos!
    *
    De la alta campana
    la lengua de hierro
    le dio volteando
    su adiós lastimero.
    El luto en las ropas,
    amigos y deudos
    cruzaron en fila
    formando el cortejo.
    Del último asilo,
    oscuro y estrecho,
    abrió la piqueta
    el nicho a un extremo.
    Allí la acostaron,
    tapiáronle luego,
    y con un saludo
    despidióse el duelo.
    La piqueta al hombro
    el sepulturero,
    cantando entre dientes,
    se perdió a lo lejos.
    La noche se entraba,
    el sol se había puesto:
    perdido en las sombras
    yo pensé un momento:
    ¡Dios mío, qué solos
    se quedan los muertos!
    *
    En las largas noches
    del helado invierno,
    cuando las maderas
    crujir hace el viento
    y azota los vidrios
    el fuerte aguacero,
    de la pobre niña
    a veces me acuerdo.
    Allí cae la lluvia
    con un son eterno;
    allí la combate
    el soplo del cierzo.
    Del húmedo muro
    tendida en el hueco,
    ¡acaso de frío
    se hielan sus huesos...!
    * * *
    ¿Vuelve el polvo al polvo?
    ¿Vuela el alma al cielo?
    ¿Todo es sin espíritu,
    podredumbre y cieno?
    No sé; pero hay algo
    que explicar no puedo,
    algo que repugna
    aunque es fuerza hacerlo,
    el dejar tan tristes,
    tan solos los muertos.

    Show more Show less
activate_Holiday_promo_in_buybox_DT_T2

What listeners say about ¡Qué solos se quedan los muertos!

Average customer ratings

Reviews - Please select the tabs below to change the source of reviews.