Deseo, con todo mi corazón, que esta nueva etapa de tu vida como cristiano no solo te llene de alegría, sino que también te convierta en una persona verdaderamente útil para el Señor. Si ya tomaste la decisión de seguir a Cristo, te arrepentiste de tus pecados y has recibido el perdón de Dios, ¡gloria a Dios por ello! Ahora comienza un nuevo camino, y es natural que surjan preguntas, inquietudes y el deseo de congregarte con otros creyentes. No lo haces para ser salvo, sino porque ya lo eres.

Para ayudarte en este comienzo, he resumido algunas enseñanzas clave en forma de “mandamientos” para el recién convertido. Mi intención no es imponerte reglas, sino ayudarte a entender mejor lo que significa vivir como parte del cuerpo de Cristo, para que estés preparado, crezcas en fe, y no te desanimes cuando enfrentes desafíos. Que estos principios te animen y te guíen mientras te integras a la familia de Dios.

El verdadero cristiano ha sido transformado por la obra del Espíritu Santo; no es simplemente alguien que sigue una religión, sino alguien que ha recibido la vida divina. Esta nueva naturaleza lo convierte en una nueva criatura, apartada para Dios. Como nos recuerda la Escritura: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:19-20). Y también: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo… y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1 Corintios 12:13). Este espacio busca exaltar esa gloriosa verdad y edificar al oyente en su caminar espiritual.

Jesús fue claro: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir” (Juan 10:10). Aunque Satanás puede parecer un líder de paz o libertad, su agenda es siempre la misma: caos, muerte y destrucción. En Apocalipsis 6, vemos cómo se manifiesta finalmente a través del Anticristo: primero con una falsa paz, luego guerra, hambre y muerte. El caballo blanco que Juan describe no es Cristo, sino una imitación de su victoria. Este episodio revela cómo el enemigo opera —y por qué sólo Cristo puede dar vida en abundancia.

Si llegas a quedarte después del arrebatamiento, habiendo conocido la verdad, la Biblia advierte que los días por venir serán de caos, persecución y juicio. Aunque aún habrá salvación para algunos, muchos pagarán con su vida por seguir a Cristo. Pero ten esto claro: quienes rechazaron conscientemente la oferta del perdón en tiempos de libertad, difícilmente se volverán a Dios en medio del terror y el gobierno del Anticristo. Este episodio describe lo que verás… y lo que deberías hacer si decides no rendirte al engaño del fin.

Dios tiene un plan final, y la cuenta regresiva ya comenzó. La Biblia revela que Él trata con dos familias: los que le pertenecen por medio de Cristo, y los que siguen al adversario. Antes del juicio, Dios arrebatará a su Iglesia para estar con Él por la eternidad. Aunque muchos dudan del Rapto, Jesús y los apóstoles hablaron claramente de este evento. El problema no es la falta de información, sino la falta de preparación. ¿Vivimos como si Cristo pudiera venir hoy... o seguimos haciendo planes como si Él tardara décadas en regresar?

Hablamos mucho de salvación, pero ¿de qué necesita realmente salvarse el ser humano? La Biblia es clara: existe el cielo... y también el infierno. Aunque muchos prefieren ignorarlo, alegorizarlo o negarlo, Jesús mismo habló de su realidad —un lugar de tormento eterno para los que mueren sin reconciliarse con Dios. ¿Cómo evitarlo? Sólo hay un camino: Jesucristo. Arrepentirse, creer en su sacrificio, y recibirle como Salvador es la única salida. En Lucas 16:19-31, Jesús nos deja una advertencia seria sobre dos vidas que terminaron en destinos opuestos. No esperes hasta después de la muerte: ahora es el momento de decidir.

Siempre creí que la salvación no es difícil por compleja, sino por su sencillez. Si Dios exigiera sacrificios extremos, promesas duras o rituales exigentes, muchos estarían dispuestos. Pero Él eligió otro camino: salvarnos por gracia. Como ninguno puede ganarse la salvación, alguien sin pecado tuvo que pagar el precio por todos —ese alguien fue Cristo. Esta verdad está claramente en la Biblia. Dice, por ejemplo: “No hay justo, ni aun uno... Todos se desviaron... no hay quien haga lo bueno” (Romanos 3:10-12). ¿Aceptarás esta verdad sencilla, pero poderosa?

En este primer capítulo de "Ahora Entiendo", el pastor J. Holowaty nos ayuda a comprender por qué existen diferencias entre la Biblia católica y la evangélica, y qué significa realmente hablar de “la Palabra de Dios”.

Si alguna vez te has preguntado cuál es la Biblia correcta o por qué algunas versiones tienen más libros que otras, este episodio es para ti.