• 639. La figura de cera.

  • Mar 10 2025
  • Duración: 8 m
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    Juan David Betancur Fernandez
    elnarradororal@gmail.com


    Había una vez en un pequeño pueblo, un talentoso escultor llamado Arturo. Arturo era conocido por su habilidad para crear figuras de cera que parecían tan reales que la gente a menudo se detenía a admirarlas, maravillados por su realismo. Sin embargo, Arturo tenía un sueño secreto: crear una figura de cera que fuera una réplica exacta de sí mismo.

    Durante meses, Arturo trabajó incansablemente en su taller. Cada día, se miraba en el espejo, estudiando cada línea y cada arruga de su rostro. Con manos hábiles y ojos atentos, esculpió la cera, asegurándose de que cada detalle fuera perfecto. Finalmente, después de mucho esfuerzo, la figura estuvo terminada. Era tan realista que parecía que Arturo tenía un gemelo.

    Arturo decidió mostrar su obra maestra al pueblo. Colocó la figura en la plaza principal, donde todos podían verla. La gente se reunió alrededor, asombrada por la semejanza. "¡Es increíble!", exclamaban. "¡Es como si Arturo estuviera aquí mismo, pero hecho de cera!"

    Pero Arturo tenía un plan secreto. Esa noche, cuando el pueblo estaba en silencio y todos dormían, Arturo se deslizó hasta la plaza. Con cuidado tomo la figura de cera y la llevo a un cobertizo cercano donde Arturo almacenaba sus instrumentos. Allí , se cambió de ropa con la figura de cera y luego dejando a la figura en el cobertizo con sus vestimentas de artista tomo el lugar de la figura en el pedestal. La figura de cera, ahora vestida con los atuendos de Arturo, permaneció inmóvil oculta a todos los lugareños mientras Arturo se hacia el inmóvil esperando que salieran los habitantes y pasaran frente.a el, Salió el sol y todos los habitantes comenzaron a desempeñar sus funciones cotidianas.

    El sacerdote paso frente a Arturo vestido con la ropa de la figura de cera y sin mirarlo siquiera siguió su camino rumbo a la iglesia. Allí toco las campanas de misa y muchos habitantes del pueblo salieron de sus casas rumbo a la misa, pasando al frente de Arturo y ninguno se percato que era Arturo el representado allí.

    Pero con las horas Arturo comenzo a sentirse cansado y decidio desenmascarar su patrana. Pero para su sorpresa no podía moverse. Por mucho que lo intentaba su cuerpo no respondia y cada uno de sus musculos permanecia inmóvil y tieso. Ni siquiera sus ojos se podían mover.

    Al mismo instante . La figura de cera comenzó a moverse. Primero, parpadeó, luego estiró los brazos y finalmente tuvo la capacidad de mover sus articulaciones, vacilando se acercó a la puerta de cobertizo y lo abrio. Por primera vez recibía la luz en sus ojos ya animados. . La gente del pueblo sl verlo lo saludaba …. Hola Arturo . Bonito día. Cierto. La figura de cera, ahora con vida, caminaba por la plaza, saludando a todos con una sonrisa.

    Arturo, aunque petrificado, podía ver y oír todo lo que sucedía a su alrededor. Observaba con asombro cómo su creación se desenvolvía en el mundo. La figura de cera, con su nueva identidad, exploraba el pueblo, descubriendo cada rincón y disfrutando de la vida que Arturo había dejado atrás.

    Sin embargo, no todo era perfecto. La figura de cera, al darse cuenta de su nueva libertad, comenzó a desarrollar deseos y ambiciones propias. Quería ser más que una simple réplica de Arturo; quería ser reconocida por sus propios méritos. Empezó a cambiar su apariencia, a vestirse de manera diferente y a tomar decisiones que Arturo nunca hubiera tomado.

    La gente del pueblo comenzó a notar estos cambios y algunos empezaron a sospechar. "¿Qué le ha pasado a Arturo?", se preguntaban. "No parece el mismo de antes". La figura de cera, sintiendo la presión de las expectativas de la gente, comenzó a actuar de manera errática, tratando

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