• EL RITMO DE LA ADORACIÓN

  • Mar 15 2025
  • Duración: 2 m
  • Podcast

  • Resumen

  • Lee Deuteronomio 16:1–20

    El 15 de septiembre de 1821, a través de la firma del Acta de Independencia por parte de la Capitanía general de Guatemala entonces conformada por los actuales países de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, se rompieron los lazos con el imperio Español. La firma de este documento trajo como consecuencia la independencia del Gobierno Español. Desde esa fecha se celebra la independencia de estos países con desfiles, cohetes y fiestas.

    En Deuteronomio 16, Moisés describe una serie de fiestas que marcarían el año de Israel: la Pascua, la fiesta de las Semanas y la fiesta de las Enramadas. Estas fiestas serían una forma de que Israel recordara y celebrara los actos poderosos de Dios que llevaron al nacimiento de la nación. En la Pascua, recordarían cómo el Señor los sacó de la esclavitud (v. 1). Para recordarles la prisa de su partida, comerían pan sin levadura y consumirían toda la carne del cordero sacrificado esa noche (vv. 3–4). En la fiesta de las Semanas, Israel celebraba la provisión continua de Dios para ellos (v. 9). Les recordaba que la tierra que habían heredado era un regalo de Dios (v. 12). En la fiesta de las Enramadas, recordaban cómo Dios les proveyó de comida y agua en el desierto.

    Como seguidores de Cristo, no tenemos la obligación de celebrar estas fiestas. Jesús es nuestro cordero pascual de una vez por todas. Pablo enseña: “Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado” (1 Corintios 5:7). Sin embargo, es sabio crear un espacio en nuestro calendario para celebrar lo que Dios ha hecho. La iglesia lo ha hecho históricamente a través de la Navidad, Pascua, Ascensión y Pentecostés. Algunas de estas fiestas (Pascua y Pentecostés) están directamente relacionadas con las fiestas anuales de Israel (Pascua y Semanas). Reflexionar sobre lo que Dios ha hecho debería llevarnos a una adoración comunitaria y gozosa.

    • ¿Qué celebraciones especiales dan forma a tu vida familiar y tu vida en la iglesia? ¿Qué tradiciones nos hacen recordar todo lo que Dios ha hecho?

    Ora con nosotros

    Señor Jesucristo, por Tu Espíritu, ablanda nuestros corazones para que podamos escuchar Tu voz, volvernos a Ti y adorarte solo a Ti. Hoy “proclamará la memoria de tu inmensa bondad y se cantará con júbilo de tu justicia” (Salmos 145:7).

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