Aprendamos a ser jóvenes hasta más allá de los 120 años

Por una nueva cultura de la vejez

De: Jaime Bedoya Martínez

Narrado por: Virtual Voice

Ahora el lector tiene en sus manos un manual de la vida y sobre las inmensas perspectivas que nos ofrece la edad más maravillosa de la existencia, como es la ancianidad, que es considerada como la edad de oro. En este estudio el autor no elude lo científico, lo histórico, lo filosófico y lo cultural; aparte, de que está presentando un libro de tesis sobre la longevidad y sobre los problemas sociales, culturales, políticos y educativos que presentan a la vez una amplia gama de inquietudes socio culturales, socio políticas y filosóficas, que han sido ponderadas con mucha seriedad, además de una amplia investigación que ha proporcionado datos muy valiosos para plantear las tesis que incluimos en este libro. Se sabe que la vida depende en cierta forma de nuestra actitud mental, y de acuerdo como pongamos a funcionar nuestro reloj biológico. Y se debe saber que el tope de una preciosa vida no puede ser nunca una pensión de jubilación, ni disfrutar de una inmensa riqueza... que ello sólo son medios de subsistencia, y que toda vida tiene realizaciones más profundas que concretar hasta el último momento... El autor por ejemplo escribe: “Y podemos decir: La vida ofrece a cada uno su copa: Los buenos y los sabios se la beben como si fuera ambrosía hasta la más avanzada edad; los malos se la beben y se la hacen beber a cuantos tienen a su lado, como si fuera agua de pantano; los pobres y desheredados como una copa de injusticia social, porque las democracias no les dan otra alternativa; y los ricos se la beben con la sangre de los pobres y con la placidez del apoltronamiento, sin sentir el amargor de la injusticia, de la violencia económica, política, social, racial... y sin sentir remordimiento de los millones de almas que mueren en el mundo de hambre, miseria y abandono... y de los millones de niños y ancianos que mueren de inanición, de falta de cuidados de salud, de amor... cuando un niño y un anciano vivos, sanos, educados... no sólo son el porvenir de la patria, sino una importante fuente de alegría, de paz, de comercio, de trabajo y de riqueza...” El Editor